viernes, 10 de julio de 2009

“En los momentos de necesidad, las mariposas siempre han acudido a mi, tanto en la realidad como en sueños . En cierta ocasión que me sentía abatida, tuve la visión de que una mariposa salía de su capullo y, cuando ya estaba fuera, resultó ser una mariposa mágica con alas de todos los colores imaginables."


“De las adversidades y avatares de la vida, salimos bellos y libres”


El proceso de la mariposa se refiere a nuestra capacidad de comprensión y desapego de todo los que nos ata. La oruga lleva una vida muy agradable y vive pegada a esa comodidad. En verdad no es libre ni hermosa. Al final, como percibe que tiene que haber algo más, (no porque nadie se lo diga sino por su propia intuición), deja la comodidad que la retiene y fabrica un capullo en torno a si misma.


El hilo del capullo se teje a medida que sale de su interior, igual que nuestro desapego debe salir de nuestro interior La oruga se encierra dentro de si y se limita a vivir en un espacio oscuro y diminuto donde nadie pueda distraerla.

Ni el sol ni la lluvia pueden penetrar en su mundo. Esta sola en la oscuridad, envuelta en la capa que fabrico con material que salió de su interior, protegida de toda distracción.

A todos nosotros nos pasa lo mismo.

La verdadera transformación se produce solo cuando podemos mirarnos frente a frente, y encarar nuestros apegos y nuestros demonios internos, liberándonos del zumbido incesante del mundo comercial que nos distrae, y de realidades sociales falsas.



Tenemos que recogernos en nuestro propio capullo y mirarnos cara a cara a nosotros mismos. Tenemos que volvernos hacia nuestra oscuridad interior. Solo abandonando a sus apegos y enfrentando la oscuridad es como la oruga empieza a expandir su cuerpo y a desarrollar sus alas hermosas y ligeras.


Pero, incluso entonces, la oruga debe deshacerse de un último apego, el apego a ese espacio oscuro y reducido al que se ha ido acostumbrado y que viene a ser una forma mas de comodidad. Así podrá empezar a romper la barrera tras la que se ha ocultado. No tiene ni la menor idea de lo que hay del otro lado, pero quiere responder a esa llamada superior.

Este ultimo esfuerzo propicia la transformación final. Si un humano ayuda a la mariposa a salir del capullo, jamás volara.

Solo si encuentra por si misma la fuerza para liberarse de este ultimo apego, podrá volar en su hermosura y ser libre; este ser tan delicado, con un cuerpo tan leve y frágil que aparentemente un suspiro podría matarlo.

Del mismo modo, solamente cuando eliminamos nuestros apegos, incluso las preocupaciones con respecto a nosotros mismos, y nos liberamos de los capullos que hemos tejido a nuestro alrededor para impedir toda influencia del mundo exterior, podemos convertirnos en los seres realmente hermosos que estamos destinados a ser.

Irma Solorzano

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